Trabajo Colaborativo 2 - Cibercultura

Mariluz  Gómez Muñoz 

La Comunidad Virtual

http://www.youtube.com/watch?v=Fh_f0qCtHT4 Por Enrique Bustamante Martínez

Las comunidades Virtuales no están definidas como lugares, sino como redes sociales. Esto es importante por dos razones: En primer lugar, se centra en las interacciones que se crean en las comunidades, segundo, se aleja de la noción de lugar. Ambas consideraciones cobran mucho sentido si pensamos en los medios tecnológicos como herramientas que no sólo transforman el sentido del espacio, sino también el sentido del lugar. Por eso es necesario descentralizar (aunque no eliminar) la consideración del territorio. En la red, la locación y el territorio cambian de sentido. Están descentrados pese a que siguen estando allí. Aparecen no sólo desde una perspectiva material, sino también desde una simbólica. Quienes participan en una comunidad virtual, desarrollan un sentido de comunidad y acuden a un lugar para encontrarse, sea éste un sitio web, una lista de correo, un salón de chat, un juego de simulación, un campus virtual, entre otros. Justamente el sentido de comunidad es el tópico que me ocupa en esta comunicación, particularmente en las comunidades virtuales formadas entre colegas o profesionales. Desentrañar la comprensión de su funcionamiento cobra un valor didáctico que permite no sólo su análisis, sino también su diseño.

Psicología y Comunidades Virtuales

Entrevista del Canal 40 acerca de las comunidades virtuales y su problemática para el robo de identidad.

Las relaciones virtuales permiten a quien las entabla poder “reinventarse”, mostrarse de la forma que quisiera ser y no de la forma que es en realidad. Muchos son los individuos a los que les es más fácil entablar una relación, y mantenerla durante un cierto tiempo, con una persona a la que no ve, a la que no ha visto nunca y a la que probablemente nunca verá, que con una persona a la que ve, sobre todo cuando lo que se quiere transmitir son afectos y sentimientos amorosos. De esta manera el Chat es la estímulo no claro de la fantasía, de “dejar de existir” pero sin llegar a morir nunca, de ser inmortal gracias a los juegos y los signos que las confusiones verbales facilitan. Pero, sobre todo, quien comparte con otras personas su tiempo gracias a Internet entiende que puede romper el compromiso con sus interlocutores de manera unilateral y sin explicaciones.