El término "cibercultura" es utilizado por diversos autores para agrupar una serie de fenómenos culturales contemporáneos ligados principal, aunque no únicamente, al profundo impacto que han venido ejerciendo las tecnologías digitales de la información y la comunicación sobre aspectos tales como la realidad, el espacio, el tiempo, el hombre mismo y sus relaciones sociales.
Algunos autores como Kerckhove y Lévy, definen la cibercultura como la tercera era de la comunicación, en la que se habría configurado un lenguaje todavía más universal que el alfabeto: el lenguaje digital. Una era que habría seguido a las de la oralidad y la escritura. Kerkchove, además, propone comprender la cibercultura desde tres grandes características: la interactividad, la hipertextualidad y la conectividad (Inteligencias en conexión. Hacia una sociedad de la web)
Pero habría mucho más que decir sobre la cibercultura. Desde el punto de vista del impacto tecnológico, una cuestión clave para la cibercultura es poder discernir de qué modo están afectando las nuevas tecnologías a la inteligencia y a las formas de usarla. Al respecto, Kerckhove, en su libro. La piel de la cultura Investigando la nueva realidad electrónica, indaga los efectos de las tecnologías electrónicas desde la televisión hasta el ciberespacio, pasando por la realidad virtual, el Internet, la biomecánica y las llamadas por él psicotecnologías.
Por su parte, Sherry Turkle, en su libro: La vida en la pantalla. La construcción de la identidad en la era de Internet, nos ofrece una muy bien documentada descripción de las nuevas subjetividades que surgen ante la irrupción y extensión de las nuevas tecnologías digitales, y muy especialmente acerca del problema de la identidad en el ciberespacio.
Para Mark Dery, en su documento: Velocidad de escape. La cibercultura en el final de siglo, una descripción justa de la cibercultura debería atender toda una gama de fenómenos subculturales tales como la ciberdelia, el cibrepunk, el arte cibernético, el ciborg (cuerpo y tecnología) y la "robocopulación" o sexo por tecnología, entre otros temas.
Y precisamente en un libro que aborda este último aspecto de la cibercultura: El eros electrónico, Román Gubern se propone describir los efectos emocionales del impacto de la nuevas tecnologías de la información y la comunicación, desde una perspectiva biológica y antropológica. Gubern se detiene en fenómenos como la extensión de la pornografía, los usos amorosos del correo electrónico, la aplicación sexual de las imágenes digitales y de la realidad virtual, así como en lo que él llama el ideal claustrofílico y sus servidumbres.
Pero Gubern también propone reconsiderar la compleja evolución histórica de las imágenes icónicas en la cultura occidental, a partir de la irrupción de las nuevas tecnologías de la ilusión perceptual, especialmente, la Realidad Virtual. En su libro: Del Bisonte a la Realidad virtual. La escena y el laberinto, Gubern percibe la RV como una síntesis, aún no enteramente asimilada, de dos tradiciones occidentales: la imagen-escena explícita y la imagen-laberinto hermética.
En su libro: Elegía a Gutemberg, Sven Birkerts, asumiendo una postura similar a la de Kernan (en la muerte de la literatura), ve la cibercultura más como una época de transición hacia la consolidación de una "cultura electrónica" que estaría acabando con los valores propios de la "cultura de la imprenta", en la que estamos embarcados hace más de doscientos años; y hace un dramático pero justo balance cultural en el que es posible apreciar lo que se gana con la época por venir, pero también lo que se pierde. Birkerts no duda en calificar esta época de transición como la del último pacto fáustico de la humanidad.
Luis Joyanes, por su parte, describe en su libro Cibersociedad, los retos sociales ante un nuevo mundo digital, que incluyen aspectos tales como los cambios sociales de la revolución informática, los factores del cambio que han conducido a la cibercultura y un análisis de la nueva sociedad: la cibersociedad, centrado en los valores éticos asociados al cambio.
En atracción mediática. El fin de siglo (XX) en la educación y la cultura, Cafiero, Marfioti y Tagliabue, compilan una serie de reflexiones sobre los distintos cambios culturales de nuestra sociedad contemporánea, registrando su impacto en los campos de la educación, la ciencia y la tecnología, los medios, la política y la industria cultural.
Edward Barret y Marie Redmond, reúnen una serie de interesantes artículos en torno a lo que consideran es la nueva forma de construcción social del conocimiento, basada en los medios contextuales.
Steven Holtzman se detiene en el análisis de una posible "estética del ciberespacio". En su libro: Digital Mosaics, propone una descripción de lo que él denomina "Mundos Digitales", a los que considera una nueva presencia basada en la virtualidad, la computación y la animación, y luego plantea la consolidación de un nuevo medio expresivo, específico y potencialmente arrollador.
Guiomar Salvat en: La experiencia digital en presente continuo, recoge diversos artículos que extienden su análisis del impacto de "lo digital" más allá de la esfera artística a otros aspectos de la vida cotidiana como la comunicación, el ámbito legal y el sociológico. Con este panorama se logran visualizar con mucha objetividad las tremendas repercusiones de una tecnología que debe ser apreciada con criterios oportunos e integrales
Pierre Lévy ofrece una bienvenida a "lo virtual" como su manera de describir la cibercultura. Para este autor, la virtualización se ha extendido a distintos aspectos de la cultura contemporánea: el cuerpo, el texto, la economía y la inteligencia. Describe su operatividad y propone algunas alternativas para intervenir en las transformaciones culturales, actualmente en curso.
James O¨Donnel, prefiere examinar los Avatares de la palabra en un libro que centra su atención en el destino de la palabra escrita, no sólo como medio expresivo, sino como fundamento de la academia y de la educación.
Una reflexión semejante se expresa en la compilación de Geoffrey Nunberg: el futuro del libro, en la cual se plantean diversos temas que confrontan el destino del libro frente a la tecnología electrónica
Tomás Maldonado realiza una Crítica de la razón informática, centrando su análisis en los aspectos político (el impacto sobre la democracia), tecnológico (la telemática y los nuevos escenarios urbanos) y epistemológico (cuerpo humano y conocimiento digital).
Con una intención similar, pero con base en un corpus más amplio, José Luis Sánchez Noriega, realiza una importante Crítica a la seducción mediática. En la parte pertinente de su libro, Sánchez Noriega plantea una ambivalencia esencial en el desarrollo y promoción de las llamadas autopistas de la información. Sin embrago, toda la estructura metodológica del libro, si bien enfocada al sistema mediático tradicional (cine, televisión) es aplicable al impacto social y cultural de las nuevas tecnologías, entendidas como nuevos medios de comunicación masiva.
Finalmente, Aranowitz, Martinson y Menser, reúnen varios artículos para comprender mejor la interrelación entre cultura, tecnología y ciencia, en un libro titulado: Tecnociencia y cibercultura, que pretende aplicar el enfoque de los estudios culturales y de la complejidad en un fenómeno que parece identificar nuestra cultura contemporánea: el inevitable re-encuentro entre ciencia y cultura.
En realidad, habría muchos más enfoques y temas que tratar para poder comprender a plenitud el fenómeno de nuestra cultura contemporánea y que nosotros hemos englobado bajo el término Cibercultura. Pero creemos que el estudio y análisis de estos títulos permiten obtener un panorama amplio, objetivo y práctico acerca del ambiente cultural en el que se mueve e intenta surgir la narrativa digital.
Universidad Javeriana - El relato digital - Jaime Alejandro Rodríguez
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